¿Hay algo más moderno que sacar el móvil para buscar en Google “psicólogos ansiedad Vigo” al primer síntoma de mariposas (de las malas) en el estómago? Vivimos una época donde la velocidad de la vida hace competencia directa a la del WiFi y, paradójicamente, también a la de las preocupaciones. El estrés diario, los plazos imposibles, cenas improvisadas de tupper y, de postre, pensamientos recurrentes que giran en la cabeza como la ruleta de la fortuna, vuelven casi misión imposible bajarse de la montaña rusa emocional sin acabar con el pelo ladeado y el pulso disparado.
Pero admitámoslo con una sonrisa torcida: si te has sorprendido ensayando mentalmente cómo vas a gestionar la cola del súper, o cómo reaccionarás si el jefe añade UNA tarea más a tu lista, probablemente estés en buena compañía. No hay generación que se libre de este runrún interno, ni siquiera aquellos que aún juran por la radio de pilas y los billetes de mil pesetas. El problema no es sentir esa inquietud, sino cuando ella manda, como ese amigo que decide qué serie toca ver cada noche y tú solo asientes resignado.
Lo más curioso es que muchas veces pensamos que todo es cuestión de “ponerse las pilas”, “pensar en positivo” o, la favorita de los bienintencionados, “no darle tantas vueltas”. Como si en el manual de instrucciones de la vida viniera el botón mágico: *apagar ansiedad*. Spoiler: no viene, lo hemos buscado y, por si hay dudas, tampoco aparece en la letra pequeña. El alivio real pasa por ponerse manos a la obra con herramientas profesionales, esas que solo los expertos de la mente han aprendido a afilar tras años y años de entrenamiento.
Créeme, si los pensamientos circulares tuvieran tarifa, muchos pagarían más que por el móvil. Y es que, aunque todos tenemos algún tío en la familia convencido de que “todo esto es cosa de hippies” o que “con dos días en el campo se arregla”, la ciencia respalda el trabajo de los especialistas en salud mental. La terapia, lejos de tumbarnos en un diván a preguntar por nuestra infancia hasta el amanecer, ofrece estrategias y recursos para volver a pilotar nuestra nave mental, aunque esté un poco abollada o lleve banderas rojas por todos lados. Si tienes pensado lanzarte a la piscina de la autogestión como si fueras Michael Phelps, igual te interesa saber que los psicólogos (ese oficio tan mágico como necesario) tienen en su mochila algo más que frases motivacionales de taza de desayuno.
El secreto de quienes han apostado por conversar con profesionales reside en volver a tomar las riendas, dejar de pedalear en vacío y, con suerte, aprender a frenar el monólogo interior justo antes de que arranque el drama. Incluso los famosos que parecen tenerlo todo bajo control han confesado más de una vez que acudir a terapia les ayudó a darle la vuelta al calcetín mental y seguir con su vida (y con sus stories de Instagram, claro).
Otra pista: no se trata de construir una versión robótica de nosotros mismos incapaz de sentir incertidumbre. Al contrario, la terapia enseña a convivir con esos nervios como quien aprende a llevar paraguas sin resentimiento, aunque el cielo amenace con chaparrón en pleno agosto. Es mejor aprender a gestionar el clima emocional que pasarse horas mirando el móvil en busca del remedio exprés para la tormenta interna.
Visto todo esto, y aunque siempre habrá quien prefiera confiar su calma a los vídeos de gatitos o a la respiración profunda frente a la nevera abierta (cada uno tiene sus recursos de emergencia), apostar por la ayuda de quienes entienden de mentes es lo que marca la diferencia. Porque lejos de las promesas de “recupera tu vida en tres clics” y de la pastilla milagrosa que todo lo soluciona, está el poder de hablar, pensar y, sobre todo, de sentirse acompañado en ese camino de regreso a uno mismo. Dejar de ser el pasajero aterrorizado de tus propios pensamientos y convertirte en el conductor que sabe cuándo girar y cuándo pisar el freno, eso sí que es moderno. Y si el primer paso lo das buscando psicólogos ansiedad Vigo, puede que te sorprenda comprobar lo diferente que se ve el panorama cuando cuentas con un buen copiloto a tu lado.