¿Cuáles son las variedades de uva autorizada del champán?

El champán, champaña o champan frances está protegido en un centenar de países gracias al ‘Comité Interprofessionnel du vin de Champagne’. Para preservar la identidad y pureza del espumoso galo, esta organización autoriza el uso de ciertas variedades y rechaza otras. Así, son aceptadas la chardonnay, la meunier y la pinot blanc, mientras que la cabernet sauvigno o la syrah quedan excluidas pese a su renombre.

La primera de estas selectas variedades es la petit meslier, cultivada históricamente en la Francia septentrional a partir de las uvas savagnin y gouais blanc. De pequeño tamaño, sus racimos soportan bien las heladas y son propicias a concentrar el azúcar. Aporta al champán una calidad, aroma y elegancia notables.

Más especiado, frutal y ácido es el sabor de la pinot noir, variedad ampliamente utilizada en la producción de champaña. Sus viñedos se asientan en regiones como Côte des Bar, el Valle del Marne y el mazico de Reims, mayormente.

Por su parte, la pinot blanc pertenece a la ‘familia’ de las uvas borgoñesas. Se utiliza para elaborar espumosos y vinos blancos con toques afrutados y un buen cuerpo. Carece de la reputación de la pinot noir, aunque su prestigio ha ido en aumento desde el siglo quince.

La grauburgunder o pinot gris es otra elección popular en la elaboración de champán francés. Se cultiva sobre todo en Alsacia, y sus características incluyen la pequeñez de sus racimos, de maduración temprana, y un sabor dulce y afrutado.

Los viñedos del Valle del Marne y otras regiones galas tienen como protagonista a la uva meunier o schwarzriesling. Esta mutación de la pinot se caracteriza por su maduración temprana y su gusto delicado, elegante y mineral.

La variedad chardonnay es protagonista de alguno de los mejores champanes. Su sabor cremoso, de cuerpo ligero y notas cítricas de piña y de manzana la convierten en un aliado a la hora de producir espumosos de calidad.