Una tableta de chocolate al día, ¿del médico te libraría? No es descabellado adaptar el consabido refrán a este derivado del cacao, poseedor de numerosos beneficios para la salud, algunos tan desconocidos como su efecto antioxidante.
Y es que el chocolate, sobre todo el negro, contiene aportes ingentes de flavonoides y polifenoles, antioxidantes que disminuyen el deterioro oxidativo de las células. Por esta razón, este alimento también está indicado para mejorar la salud cardiovascular. Se ha demostrado su impacto benéfico sobre el colesterol LDL, que se acumula en las paredes arteriales, pues el chocolate sólo contiene ácidos esteáricos, que no afecta al nivel de colesterol ‘malo’ en sangre.
Gracias a su contenido en teobromina, el chocolate actúa como un estimulante ligero contra la fatiga. De igual forma, favorece la concentración, la actividad cognitiva y la calidad del sueño gracias a la presencia de teanina, un compuesto que también se encuentra en el té verde y otros superalimentos.
El hábito de ingerir una porción de chocolate después de una actividad física está justificado: este alimento es fuente de carbohidratos, lo que significa que permite recuperar las calorías perdidas tras un periodo de desgaste. En este sentido, cuanto más oscuro sea el chocolate, mayor será su aporte de vitaminas y proteínas y menor la cantidad de azúcares.
Por otra parte, el cacao es una fuente de magnesio. Diversos estudios han vinculado el consumo de este mineral con la reducción del estrés y la relajación de los músculos. Por sus efectos sobre la producción de glóbulos blancos, el magnesio del chocolate es un aliado del sistema inmunitario.
Además, proteger y rejuvenecer la piel de forma razonable es posible mediante la ingesta de chocolate. Como se ha mencionado, este producto del árbol del cacao contiene flavonoides, que aumentan el nivel de protección de la piel frente a los rayos ultravioleta.