Claridad en el legado: Gestión profesional para la tranquilidad de tu patrimonio familiar

Pocas situaciones generan tanta mezcla de emociones como la gestión de una herencia. A la carga sentimental se suma la necesidad de actuar con precisión legal y fiscal, y es en ese punto donde una buena planificación marca la diferencia. Muchas personas llegan con dudas, algunas con temor y otras con una lista interminable de documentos que no saben cómo ordenar. Cuando me consultan sobre cómo tramitar impuesto de sucesiones en Santiago de Compostela, lo primero que hago es escuchar el contexto familiar, porque ninguna situación es idéntica y las decisiones deben adaptarse a cada caso.

Una herencia no empieza en el momento de presentar impuestos, sino en el instante en que se define qué bienes existen y cómo van a acreditarse. Los certificados de defunción, últimas voluntades y seguros de vida son solo la base de un proceso que, si no se organiza correctamente, puede retrasarse hasta el punto de generar recargos fiscales o pérdida de beneficios económicos. La escritura de propiedades, los saldos bancarios, los vehículos y cualquier otro activo deben recopilarse con orden y acompañarse de la documentación exacta que exige la administración.

La planificación fiscal es uno de los pilares que más alivio aporta cuando se conoce bien. No se trata de eludir responsabilidades, sino de aplicar las deducciones, reducciones y bonificaciones que la normativa gallega permite. En Galicia existen beneficios importantes para descendientes directos, cónyuges o personas con discapacidad, siempre que se presenten los justificantes pertinentes y se respeten los plazos legales. La diferencia entre pagar una cantidad asumible o enfrentarse a una carga fiscal elevada suele estar en el asesoramiento previo y la correcta aplicación de cada artículo legal.

Otra cuestión fundamental es el valor asignado a los bienes heredados. No todos los inmuebles tributan igual y, en muchos casos, el valor de referencia catastral o el determinado por la administración puede ser ajustado si se demuestra una tasación más adecuada. Lo mismo ocurre con fincas rústicas, participaciones empresariales o activos financieros. La administración no suele aceptar declaraciones vagas o imprecisas, pero un informe técnico y una presentación correcta del expediente permiten defender la valoración que realmente corresponde.

El plazo para presentar el impuesto de sucesiones es limitado y muchas familias no son conscientes de que el tiempo empieza a contar desde el fallecimiento, no desde la aceptación formal de la herencia. Existen fórmulas para solicitar prórrogas o fraccionamientos de pago, pero deben tramitarse correctamente y con justificación adecuada. Dejar pasar los meses sin actuar genera recargos automáticos que podrían evitarse con una simple consulta a tiempo.

La división entre los herederos también requiere una visión clara. No siempre hay acuerdo inmediato y, en muchas ocasiones, la figura del asesor ayuda a mediar para que el reparto se realice de forma equilibrada y sin consecuencias fiscales imprevistas. Aceptar la herencia a beneficio de inventario, renunciar en favor de otro heredero o constituir una comunidad hereditaria son decisiones que se toman mejor cuando se entienden las implicaciones legales y económicas de cada una.

La gestión documental y fiscal puede volverse abrumadora cuando se suma al duelo. Contar con un profesional que organice cada paso, solicite certificados, coordine con notarías y presente las declaraciones en tiempo evita conflictos familiares y sanciones. El objetivo no es acelerar un trámite frío, sino garantizar que el patrimonio se transmite con seguridad y que los derechos de los herederos se respetan plenamente.

He visto cómo una herencia bien guiada reduce el estrés de los familiares, permite conservar propiedades sin cargas exageradas y facilita la continuidad de negocios o bienes compartidos. La clave está en acompañar sin imponer, explicar sin tecnicismos vacíos y anticiparse a los requisitos para no depender de la improvisación. Cada expediente cuenta una historia y merece ser tratado con rigor, empatía y claridad para que el legado familiar siga su curso con serenidad.